Con la llegada del verano, la mayoría vamos a disfrutar de la piscina o de la playa. Pero, ¿sabías que el agua puede ser benéfica para todo el mundo? Y sobre todo para las personas con discapacidad. ¡Os explicamos!
Beneficios para todos
El agua genera sensaciones corporales positivas y relaja el cuerpo. Gracias a las actividades que podemos desarrollar en el agua, vuestros hijos podrán desarrollarse y divertirse durante la sesión. Es importante sin embargo, comprender y tener en cuenta las necesidades, habilidades y motivación de cada peque. El educador y los padres tiene un papel importante: el primero debe instalar actividades de calidad adaptadas a cada niño y los segundos son una fuente de seguridad para los niños. El agua aporta numerosos beneficios para le cuerpo y el espíritu. Aquí tienes algunos:
- El agua aporta relajación y placer: permite sentirse ligero y disfrutar de un bienestar corporal. Es un momento donde los niños pueden aprender a comprender su cuerpo y calmarse. ¡Es su momento!
- El agua aporta confianza en sí mismo: facilita los movimientos y los desplazamientos en muchas ocasiones difíciles en caso de problemas motores. Con ayuda de material vuestro peque será rápidamente autónomo en el agua y tomará confianza en sí mismo. ¡Estará súper orgulloso!
- El agua aporta un desarrollo en la motricidad: gracias a flotar, los gestos y movimientos se mejoran y son más precisos. También se observa una mejora de la coordinación.
- El agua crea una nueva relación: las actividades acuáticas pueden crear momentos entre vosotros y el peque o bien con su profesor. Nuevos lazos de complicidad aparecen.
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La discapacidad es menos importante en el agua
Los beneficios del agua funcionan para todo el mundo, sin embargo hay ciertas discapacidades más propicias a las actividades acuáticas.
Trastorno del espectro autista (TEA)
Para los niños con trastorno del espectro autista, el agua permite sobre todo la experiencia de descubrir y de adaptarse. En un primer momento los niños pueden ser reticentes pero si se les guía de una forma correcta y adecuada sabrán adaptarse a las exigencias del agua. Esto favorece la estima de sí mismos y las interacciones sociales. Pero sobre todo el agua les aporta calma y relajación gracias a su lado sensorial: rozar la superficie del agua, flotar, bucear… esta integración sensorial es particular y se acompaña de un sentimiento de envolvimiento del cuerpo ya que el agua ofrece un sentimiento de seguridad.
Discapacidad sensorial
Para los niños mal-videntes o sordomudos, las actividades acuáticas permiten desarrollar la confianza en sí mismos y la autonomía. Gracias al agua los niños aprenden a conocerse mejor y también sus límites físicos y buscar soluciones frente a ellos para adaptarse. Van a desarrollar su independencia y el sentimiento de seguridad. Nos trasladamos a Gran Canaria, donde el proyecto Surf para todos ofrece una innovadora terapia con el objetivo que las personas con discapacidad física, psíquica o sensorial realicen una actividad lúdico – deportiva que les permita integrarse con normalidad y en igualdad de oportunidades.
Discapacidad motora
Para los niños con discapacidad motora, el agua procura un sentimiento de total libertad. En efecto, en este elemento el cuerpo parece ligero y los miembros resultan fáciles a mover. Todo ello ofrece un bienestar total. En una piscina es posible trabajar ciertos músculos gracias a ejercicios adaptados jugando con la resistencia. Esto tendrá un efecto positivo sobre los ligamentos y los tendones ya que ralentiza los movimientos y alivia las articulaciones. El agua también permite trabajar el soplo ya que la inspiración será más difícil y la espiración más fácil: vamos a fortalecer el diafragman. Como conclusión, el agua permite una mejor circulación sanguínea y una buena regulación térmica (según la temperatura del agua, puedes realizar numerosas actividades en la piscina y ciertas asociaciones proponen múltiples soluciones.
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El agua es nuestro aliado número uno durante los momentos de gran calor en verano. ¡Al agua patos!
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