Durante los meses de verano existen diversas alternativas para guardar a los niños: campamentos, centros de verano, centros de ocio o simplemente unas semanas de vacaciones con los abuelos o los tíos. ¿Cómo podemos preparar este momento de separación para que sea lo más suave posible y respete las necesidades del niño? Margaux Boutron es educadora infantil desde hace 7 años. En este artículo, te da 5 claves para acompañar a los niños en estos momentos delicados.
Separación de los padres durante las vacaciones de verano
Campamentos, colonias de verano, centros de ocio, unas semanas de vacaciones en familia… Durante las vacaciones de verano, hay muchas formas de encontrar atención para tu hijo. De hecho, a veces son los abuelos quienes toman el relevo en este momento. La transición y el cambio de puntos de referencia pueden ir acompañados de una tormenta emocional para el niño. Los hábitos que les hacen sentirse seguros se ponen patas arriba. La angustia es aún mayor cuando el principio del tiempo sigue siendo abstracto. Un niño que se siente seguro podrá concentrarse en los descubrimientos y los nuevos aprendizajes. Por eso es importante que el momento de la separación esté acompañado y preparado y que se haga con suavidad.
1. Anticipación
Como sabes, es necesario verbalizar y anticipar los momentos clave del día, sobre todo en el caso de los niños pequeños, ya que aún no tienen noción del tiempo. De hecho, los niños viven en el presente, en una búsqueda continua de la satisfacción de sus necesidades en un momento dado. Para ayudarles a pensar y anticipar este momento de la separación, así como la estancia que sigue, es importante preparar sus pertenencias con ellos. Preparar la maleta juntos le dará autonomía, responsabilidad y autoestima. A través de esta acción, nos obliga, un tiempo antes, a hablar de la separación, a imaginar este momento para vivirlo mejor. Las emociones serán menos fuertes, porque ya serán anticipadas por el cerebro.
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2. Representar el tiempo
El niño no tiene el mismo principio de realidad que nosotros los adultos. Su noción del tiempo, pasado, presente y futuro, es borrosa. Se desarrolla poco a poco a lo largo de los años. Por eso es muy importante hablar de hechos concretos, de los que marcan el día del niño: las siestas, las comidas, las noches. Si el niño aún no sabe contar, esto no es lo más importante. Mencionar el número de «noches» e imaginarlo con los dedos, por ejemplo, le tranquilizará.
Puedes utilizar un calendario o una barra de tiempo o una agenda semanal. Con estas herramientas, podemos mostrar al niño que su ritmo y sus hábitos seguirán siendo los mismos en general y que sólo cambiarán las actividades y los lugares. Para que esto sea menos molesto, el hecho de que los momentos del día sean imaginados permitirá anticiparlos de nuevo.
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3. Las referencias
El lugar y las personas que le rodean cambiarán y pueden representar una pérdida de puntos de referencia. Es importante conservar algunas de las cosas que recuerdan a los puntos de referencia de la casa. Cuando prepares sus pertenencias con él, llévate algunos juguetes para el baño que conozca o su cepillo de dientes. Pero también su luz nocturna, si este objeto forma parte del ritual de la hora de dormir en casa. Estos objetos le recuerdan su hogar, un lugar seguro y momentos de bienestar. Su memoria sensorial le ayudará a sentirse bien incluso en un lugar desconocido. Durante este tiempo de separación, estos objetos le recordarán en su subconsciente momentos de paz. También marcarán el momento del ritual, el del baño o el de la hora de acostarse, que vuelve a marcar el día del niño y le hace sentirse seguro. Por supuesto, el objeto transitorio desempeña todo su papel en este momento.
En efecto, el peluche que debe elegir el niño le tranquilizará en momentos muy emotivos y desestabilizadores. Actúa como calmante del estrés y envía endorfinas al cerebro del niño. Como lo haría un abrazo de una persona. Si el niño no suele tener un peluche, que no cunda el pánico, puede elegir uno para las vacaciones. Su cerebro también puede poner en marcha otras técnicas para tranquilizarse. Confía en la capacidad de adaptación del niño.
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4. Hacer una transición
Por tanto, hay que preparar el momento de la separación, pero también debe ser un momento en el que te tomes tu tiempo. Para sentirse seguro, el niño analizará sus propias emociones. Tómate el tiempo de quedarte con él, de acompañarle a ese nuevo lugar si es posible, para demostrarle que estás tranquilo y relajado. Esto también le obliga a verbalizar sus emociones y sentimientos. «Te echaré de menos, pero sé que estarás bien, confío en ti. Luego, cuando te separes, debe hacerse de forma rápida para no angustiar al niño. Las transiciones son momentos cargados de emociones y no deben durar demasiado, ya que el nivel de cortisol del cerebro aumenta y desencadena el estrés. Desde el momento en que dices «ya me voy», bastan unos minutos para los últimos abrazos y despedidas.
5. Una separación explicada de manera franca
Como he dicho antes, el niño necesita oírte tranquilizarlo. Explica el proceso, pero también tus propias emociones y sentimientos. Especialmente si son negativos, tienes derecho a estar triste por dejar a tu hijo. Lo siente y no tiene sentido tratar de ocultárselo. Te aconsejo que se lo digas claramente. También es importante que le digas la verdad sobre lo que vas a hacer. También tienes derecho a irte de vacaciones, a descansar o a trabajar. Explica tu rutina diaria y los momentos en los que pensarás en él.
Si el miedo a la retirada es demasiado fuerte para ti, para él o para ambos, piensa en comprar una pequeña pulsera que simbolice el apego. Cada uno puede tocar la pulsera cuando piense en el otro. «Mamá pensará en ti todos los días cuando mire esta pulsera». También podéis preparar juntos un pequeño álbum de fotos para cada persona. Al mirar las fotos, el niño materializa sus pensamientos, pero también el espacio. Su padre no está con él, pero sigue existiendo en otro lugar desde el que piensa en él.
La separación es siempre un momento delicado. Algunos niños han encontrado sus propias soluciones, sus propios rituales que les hacen sentirse seguros, otros necesitan más objetos y acciones concretas y simbólicas. Es importante tener en cuenta que los niños entienden y sienten todo lo que ocurre. Por otro lado, ven el tiempo y el espacio de forma muy borrosa y sus inhibidores emocionales son muy arcaicos. Así, la ansiedad puede convertirse rápidamente en algo abrumador para ellos. Por lo tanto, es importante no dudar en verbalizar, anticipar y ritualizar juntos estas acciones que tranquilizarán al niño. Estos cambios de puntos de referencia también les ayudan a crecer: descubren y ven otras cosas, lugares y personas.
Así que felices fiestas a todos, juntos o por separado, ¡las fiestas nos hacen crecer!
Margaux Boutron es trabajadora social y de la primera infancia y tiene un diploma estatal de educación infantil desde hace 7 años. Ha acompañado a los niños y a sus familias en institutos médico-educativos, pero también en centros de atención múltiple y guarderías. Desde hace 3 años, acompaña a las familias directamente en su domicilio, en vídeo o en su despacho. Les ayuda en la crianza de los hijos, en la organización de su vida cotidiana, en los ritmos y en los ritos de cada uno. Trabaja con las familias para resolver problemas en torno a la alimentación, el sueño y las emociones de los niños de 0 a 7 años. ¿El objetivo? Redescubrir la armonía familiar.
También ofrece sesiones de sensibilización sensorial y de yoga infantil, de confianza en uno mismo… Para vivir una infancia cuidada, respetuosa y plena. Margaux también trabaja en estructuras de la primera infancia, escuelas e instituciones paramédicas. Trabaja en grupos o en talleres para padres e hijos y comparte momentos de descubrimiento y aprendizaje sobre uno mismo.
Apasionada de la neurociencia y la psicología, se forma constantemente sobre el cerebro del niño, así como sobre los métodos de comunicación y aprendizaje con niños discapacitados.
Instagram : @exploration_bebe. Facebook : @margaux.eje e internet.
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