Estos últimos meses han estado teñidos de una inmensa conmoción: el nacimiento de tu hijo. Entre el amor incondicional y las preocupaciones, te has metido de lleno en la paternidad, con un nuevo ritmo y nuevos puntos de referencia que buscar y encontrar. En cuanto llega ese bebé soñado y querido, ya hay que pensar en el tipo de guardería que se quiere. Agathe Richard, cuidadora de niños, educadora de la primera infancia y madre de dos hijos, te ofrece 10 consejos para que tus pequeños vuelvan al colegio de forma tranquila y organizada.

Tanto si se es padre primerizo como si no, a todos nos gustaría que las cosas fueran tan bien como imaginamos. Pero una vez que has terminado de buscar una guardería, ahora tienes que pensar en la vuelta al cole. Todo parece muy sencillo, sobre el papel. Pero, como todas las historias, la suya es única, y no todas las experiencias son iguales. Con una visión idealizada de la paternidad, la realidad es a veces sorprendente.

Los padres jóvenes suelen verse obligados a replantearse sus exigencias, para tener en cuenta todas las necesidades de sus hijos. Pero también, para integrar sus imperativos familiares, especialmente en el plano organizativo. Esto es exactamente a lo que nos enfrentamos a diario, cuando, como profesionales de la primera infancia, acompañamos a las familias en el corazón de su paternidad. Y vosotros, padres, en esta historia, os estáis preparando para acompañar a vuestro hijo en sus primeros pasos, tanto en sentido literal como figurado.

Primeros pasos, en una guardería o en un jardín de infancia

Este es un momento comúnmente llamado: adaptación. Es una etapa esencial y de transición que consiste en establecer los primeros vínculos entre el cuidador, el niño y su familia. Pero hoy se habla cada vez menos de adaptación, que se refiere más bien a un funcionamiento en el que el niño tuvo que «adaptarse» a su nuevo entorno. Sin embargo, también es la estructura la que debe adaptarse a las necesidades del niño, dentro de los límites de las posibilidades organizativas. Por eso ahora se habla de «familiarización».

He observado que para algunos niños (y sus padres) puede ser un periodo de ansiedad, llanto y agitación legítima, en el que parece absolutamente necesario adoptar una postura de escucha activa, empática y benévola.

bebés en una guarderia

Aquí tienes algunas claves, para que tú y tu bebé podáis volver al cole con tranquilidad

1. Positividad y no culpabilizar

Nuestro cerebro está programado naturalmente para retener sólo lo negativo. Centrarse en lo positivo a veces requiere un poco de gimnasia mental que es importante practicar para cultivarlo, ¡y así transmitirlo al bebé! Tanto si la reanudación de su actividad es una opción como una obligación, es imprescindible que se DESACTIVE. Así que no te sientas culpable, y no olvides que para ser amable con tu hijo, debes serlo contigo mismo. No, no estás abandonando a tu bebé en manos de extraños, pero tus miedos y ansiedades son legítimos.

Además, es frecuente leer que existe una edad ideal para confiar a tu bebé. Esta información puede provocar ansiedad tanto a los padres como al bebé. Cada niño es diferente y no podrás anticipar sus reacciones, sea cual sea el periodo o la edad en que se produzca la primera separación.

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2. Flexibilidad y adaptabilidad

Si puedes, por supuesto. Cada cuidador o institución de acogida tiene su propia forma de trabajar. El periodo de familiarización siempre dura una o dos semanas de media. Por lo tanto, se requiere su disponibilidad durante la primera semana, por lo que es preferible llevar a cabo este período antes de que los padres vuelvan al trabajo. Prolongar el periodo de familiarización puede aportar más dulzura cuando sea necesario, a la vez que se adapta al ritmo del niño en el proceso de aceptación del acogimiento y así vivir mejor la separación.
Pero la realidad está ahí, y cada familia hace lo que puede dentro de sus limitaciones organizativas, el profesional lo sabe, y no pasa nada, una vez más, ¡no te sientas culpable!

 

bebé jugando en el suelo

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3. Utilizar el sentido común

Podemos leer en todas partes que debemos confiar. ¿Pero podemos confiar ciegamente cuando se trata de la niña de nuestros ojos? La respuesta es definitivamente no. Y los profesionales de la primera infancia lo sabemos. Y el periodo de familiarización no es sólo para el bebé, no. También está ahí para que vosotros, los padres, podáis proyectaros poco a poco y sentar las bases de una relación de confianza. El objetivo es hacer de la acogida un encuentro, un viaje, una relación triangular, para trabajar juntos en la construcción del niño, respetando el ritmo de cada uno: niño, padres, profesional. No olvides que vas a confiar a tu bebé a personal formado y cualificado, y que estos elementos, que son una garantía de calidad, deben ser tranquilizadores.

4. Que no cunda el pánico.

¿Tu bebé duerme en una cuna y la guardería o la escuela infantil sólo tiene camas en el suelo? Sobre todo, no alteres sus hábitos. Los niños pequeños son sorprendentes y su capacidad de adaptación está muy desarrollada. Confía en ellos, saben adaptarse muy bien de un entorno a otro.

También hay que olvidarse de los «buenos hábitos», o del cese de la práctica que se suele escuchar, sobre todo cuando se trata de la lactancia materna. El acogimiento, sea cual sea, no rima con la introducción del biberón. No, hay alternativas, y como hemos visto anteriormente, no es necesario revolucionar los hábitos del bebé, los cuidadores se adaptarán. Taza, vaso, jarro, aunque estas alternativas y nuevos recipientes van apareciendo poco a poco, no dudes en manifestar tus deseos, porque nada es peor para una madre que verse obligada a interrumpir su lactancia. Y una vez más, confía en él, el hecho de que no acepte otro recipiente que no sea el pecho contigo, no significa que vaya a ser el mismo una vez acogido.

bebé en una trona para comer

5. No dudes en comunicar

Si sientes la necesidad, no dudes en llamar a la niñera o a la guardería. Recuerda tomar nota de todos los hábitos de tu bebé, comunicarlos y hacer todas las preguntas que quieras. En el peor de los casos, te arriesgas a parecer un padre invertido y cariños

6. Verbalizar

El reflejo a adoptar sistemáticamente: verbalizar lo que va a suceder, acompañar al niño en sus emociones, tranquilizar, pero también animar, valorar, para reforzar su autoestima. Algunas cosas para aplicar sin moderación, durante un periodo de separación… o no: ayúdale a conocer y nombrar sus emociones y a respetarlas, dile que le quieres tanto como quieras, cree en él y en sus habilidades.

Sobre todo, verbaliza TODO, y no te vayas nunca sin despedirte. Pensando en proteger a su hijo, muchos padres tienen la costumbre de irse a escondidas, sin despedirse de su pequeño. El riesgo es que esto puede llevar a la incomprensión, la ansiedad y la aprensión. También en este caso tiene sentido crear una rutina. ¿Por qué no convertir al niño en un actor de la separación, ofreciéndole despedirse a través de la ventana o acompañándole hasta la puerta? Aunque el niño exprese su descontento gritando o llorando, no olvides que es su único medio de expresión, y que es importante acompañarle en sus emociones tranquilizándole y aceptando sus sentimientos.

7. Observar y seleccionar un objeto transitorio

Puedes elegir un peluche, con o sin el niño, si éste es muy pequeño. El objeto transitorio es muy importante porque permite al niño sentirse tranquilo y seguro en ausencia de sus padres al mantener el vínculo entre el hogar y la guardería. A menudo, el objeto transitorio puede describirse como una «manta». Sin embargo, puede tratarse de un objeto o un juguete que su hijo adora durante este periodo, o del que no puede prescindir. El hecho de invertir en un objeto transitorio es un marcador que hace que el niño se sienta seguro en sus movimientos en o hacia su nuevo espacio. También puede ser un pañal o una camiseta con el olor de uno o ambos padres.

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una niña pequeña con su peluche

8. Utilizar literatuta adaptada a la edad del bebé

Una de las primeras habilidades del bebé es la escucha, y el libro es una herramienta maravillosa y necesaria para el desarrollo cognitivo del pequeño, pero también para afrontar las separaciones y los reencuentros, así que ¿por qué privarse? Se pueden utilizar varios libros adaptados desde una edad muy temprana.

9. Puntos de referencia, rituales y regularidad

Un hito es el conjunto de rituales del día. Los rituales son momentos predecibles que permiten al niño anticipar un acontecimiento. Los rituales permiten a los niños orientarse en el tiempo y el espacio. Por tanto, los rituales proporcionan a los niños puntos de referencia y son importantes durante las transiciones, como el cambio de casa a la guardería. Ayudan a anticipar estas transiciones, gracias a su regularidad. Por ejemplo, preparar o comprobar el contenido de una «bolsa de transporte» simbólica entre el hogar y la guardería cada mañana. Cuanto más predecible sea la rutina diaria de un niño, más seguro se sentirá.

Efectivamente, ante lo inesperado, nos sentimos incómodos, cosa que no queremos para nuestro pequeño. Por tanto, es el momento de introducir un cuento nocturno, si no se ha hecho ya, o un ritual matutino, específico para la salida a la guardería, y uno reservado para el fin de semana.

 

El niño es un ser en formación, se construye en los vínculos que mantiene al principio con sus allegados, padres y familia. Los profesionales de la primera infancia están ahí y se han formado para ello: para acompañar al niño durante un periodo en el que a veces se separa por primera vez, desarrolla y construye su personalidad, y esperamos que estas pequeñas claves te ayuden a abordar esta transición con total serenidad.


Agathe Richard

 

Agathe Richard es asistente de guardería y educadora de la primera infancia. Posee un diploma estatal de auxiliar de puericultura y, posteriormente, de educadora de niños pequeños. Agathe descubrió el mundo de la primera infancia a una edad muy temprana, por un lado, a través de su atípica experiencia personal como madre a los 15 años, y 12 años después, a los 27. Por otro lado, a través de su experiencia profesional. Ha observado, ha progresado y ha abierto los ojos a la importancia de una atención lo más individualizada posible, noción que rápidamente colocó como principio rector en su práctica. Tras la llegada de su segunda hija el pasado mes de diciembre, su vida dio un nuevo giro y decidió embarcarse en la extraordinaria aventura de trabajar como cuidadora de niños. Ahora encuentra un buen equilibrio entre su vida personal y profesional.

 

 

 

 

 

Responsable del contenido del blog Hop´Toys España

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