En octubre de 2018, después de años de trabajo, Rhéa, Thomas y Eloïse abrieron en Francia, el centro Les P’tits Colibris (Los pequeños colibríes). Una guardería infantil en la que el respeto por los niños y su ritmo es primordial. Estos tres grandes colibríes nos explicaron por qué querían montar una sala sensorial en su MAM y lo que los niños (¡y ellos mismos!) consiguieron con ello.

Pero primero, ¿qué es un MAM en Francia?

Un MAM es una «Maison d’Assistantes Maternelles», es decir, un centro de acogida colectiva donde se reúnen varios asistentes de preescolar (en este caso, tres personas) y que reciben a un máximo de cuatro niños por «niñera», es decir doce niños, desde los tres meses hasta los tres años.

¿Por qué poner un espacio sensorial en una guardería ?

Eloïse, Thomas y Rhéa querían incluir un espacio sensorial desde el principio del proyecto. Eloïse había descubierto los espacios Snoezelen y su impacto en las personas con múltiples discapacidades la dejó fascinada. Naturalmente, Eloïse y los demás miembros del MAM preguntaron sobre los beneficios de estas salas.

Una sala sensorial en un centro de preescolar, donde evolucionan niños de diferentes edades y en distintas etapas de desarrollo, que sirve sobre todo para crear un espacio de bienestar y de estimulación sensoriomotora diferente. En el MAM Les P’tits Colibris esta sala está ubicada en el centro del establecimiento, en una pequeña habitación tranquila y silenciosa. Permite crear momentos privilegiados de intercambio con los niños y entre los niños.

¿Para qué sirve una sala sensorial?

La sala sensorial, o sala Snoezelen, se utiliza en momentos específicos del día dependiendo de la edad de los niños. Los niños van en pequeños grupos en momentos clave del día.

Entrar en contacto con el adulto en otro espacio-tiempo más propicio para los intercambios y el bienestar

Los bebés de tres meses a un año van por la mañana o por la tarde después de la siesta. Este espacio tranquilo y sereno, gracias a las suaves luces de la fibra óptica y de la columna de burbujas, proporciona una atmósfera calmante y estimulante. A los niños les encanta jugar con las lámparas de fibra óptica, las estrellas que brillan y acurrucarse en el cojín luminoso. Esta habitación proporciona a los bebés un auténtico momento de calma, lejos del ajetreo de los espacios colectivos. Permite a los niños relajarse profundamente y entrar en contacto con el adulto en otro espacio-tiempo más propicio para los intercambios y el bienestar. El adulto, al igual que el niño, se siente más aliviado por la oscuridad y las luces suaves, por lo que se encuentra totalmente dispuesto a entrar en contacto con su entorno, y también con la persona que lo acompaña. El despertar y la interactividad que ofrece a los niños es enorme. El equipamiento de la sala permite a los niños descubrir una nueva estimulación sensorial y motora, que puede, según el carácter del niño (funciona incluso con los niños más tranquilos y reservados), sacarlos de su zona de confort a la vez que se encuentran en un espacio reconfortante y tranquilo.

Otro ejemplo de sala sensorial

Los niños más grandes (de uno a tres años) usan este espacio como un lugar para volver a la calma antes de la hora de comer. Les gustan los juegos con los rayos ultravioleta que pueden manipular y ver cómo cambian de color bajo la lámpara ultravioleta, así como los juguetes que brillan, con los que pueden jugar con la luz. ¡¿Qué puede ser más divertido que verse repetido de forma interminable en el espejo luminoso?! Este refugio relajante y atemporal permite tanto a los más pequeños como a los más grandes, concentrarse y relajarse a lo largo del día.

Esclusa de descompresión, el espacio sensorial crea un efecto calmante en las mentes y cuerpos de los niños.

Para ellos, el espacio sensorial sirve para romper el ritmo del día. El niño sabe que al entrar en el universo Snoezelen, también entra en un espacio dedicado a la calma. Las luces relajantes y los muebles del suelo les animan a reducir el ritmo. Naturalmente, los intercambios entre los niños son en voz baja y más tranquilos. Es un espacio en el que se desplazan con tranquilidad. Similar a una cámara de descompresión, el espacio sensorial crea un efecto calmante en las mentes y cuerpos de los niños.

Este refugio relajante y atemporal permite tanto a los más pequeños como a los más grandes, concentrarse y relajarse a lo largo del día.

>> Descubre nuestras ideas para crear un espacio sensorial

Crear vínculos de confianza entre los adultos y los niños

Este espacio permite crear vínculos de confianza entre adultos y niños, todo ello respetando a cada persona, su ritmo, sus deseos y sus necesidades. Es uno de los leitmotiv del MAM y la razón de su creación.

En resumen, tantos los pequeños colibríes como los más grandes encuentran una ventaja en este espacio sensorial, que vemos cómo se desarrolla cada vez más en las guarderías para el bienestar de todos.

 

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