Hacer cosquillas a los niños forma parte de los juegos tradicionales que realizamos sin darnos cuenta porque ¡provoca risas! Pensamos que cualquier cosa que haga reír es bueno y positivo. Desde Hop´Toys hemos querido profundizar un poco más sobre el tema para saber si las cosquillas siguen siendo tan positivas como creemos. 

¿Les gustan realmente las cosquillas a los niños?

Hace una guerra de cosquillas permite pasar el tiempo juntos, riendo y compartiendo el momento. Pero, ¿sabes si realmente les gusta? Efectivamente, la risa que provocan las cosquillas es un automatismo. Ciertos testimonios expresan malas experiencias durante su infancia. Algunos las detestaban y se convirtieron en una fuente de miedo, otros indican que los adultos no paraban las cosquillas cuando ellos lo pedían, lo que aporta un sentimiento de impotencia en el niño.

Además, ciertos niños con necesidades sensoriales específicas no soportan las cosquillas o el acercamiento físico. La hipersensibilidad táctil puede convertir las cosquillas en verdaderas agresiones. las personas TEA (trastorno del espectro del  autismo) presentan en muchos casos esta hipersensibilidad por lo que evitan el contacto físico. Todo esto hay que respetarlo e instalar soluciones para evitar las crisis.

cosquillas

>>Saber más: ¿Que es la hipersensibilidad? 

Respetar al niño

Por supuesto cada niño es diferente y lo que va a ser bueno para uno, no lo es en absoluto para otro. Entonces la mejor cosa que hay que hacer es observar y escuchar a sus niños, con el fin de ver si aprecian o no las cosquillas. Por ejemplo, si usted lanza una batalla de cosquillas y que el niño dice » no «, no hay que continuar. En efecto, no es porque se ríe que aprecia . Esto también le ayudará a comprender que es dueño de su cuerpo y que hace falta que las personas alrededor de él respeten esto.

¿ Y para los niños que aprecian?

Así como decir más alto, ciertos niños adoran las cosquillas y las reclaman. He aquí algunos consejos para «cosquillear»de manera responsable» a sus niños. En primer lugar, si el niño no habla y no puede indicar cuando desea parar, no debe hacerse. Si su niño habla, hay que pedirle su acuerdo antes de lanzar una batalla de cosquillas. Es el niño quien decide cuándo desea o no recibir este contacto. Por fin, si su niño se ríe demasiado y no puede expresarse, hay que instalar un signo que dará a entender que no quiere más cosquillas y que hay que parar. Eso va a darle confianza y un manera de disfrutar el momento sabiendo que tiene el poder de pararlo. 

Si tu hijo aprecia el contacto físico, seguro que adora los masajes. No dudes en proponer las mismas reglas que para las cosquillas: sin forzar y respetando su cuerpo y su decisión. Descubre nuestra rúbrica para realizar masajes.

 

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