La expresión del dolor es diferente de un individuo a otro. Para las personas que pueden comunicarse verbalmente, puede expresarse con palabras, lágrimas, gritos, etc. Pero para las personas con trastornos discomunicativos, puede ser inexistente o difícil de interpretar. Esto puede ser aún más complicado para las personas discomunicativas con discapacidad (pluridiscapacidad, TEA, TDI, discapacidad mental, etc.). Esta falta de claridad puede tener consecuencias para la salud física o el comportamiento de la persona. Además de repercutir en la calidad de vida, su infravaloración puede conducir a un exceso de discapacidad, enfermedades crónicas o comportamientos problemáticos.

 

Como afirma la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP), «la incapacidad para comunicarse verbalmente no niega en modo alguno la posibilidad de que una persona esté experimentando dolor y necesite un tratamiento adecuado para aliviarlo. Por lo tanto, es necesario que los cuidadores, padres y cuidadores sepan reconocer el dolor en las personas que no pueden expresarlo y sean capaces de evaluarlo. Esto es lo que trataremos en este artículo.

¿Cómo expresan su dolor las personas discomunicativas?

Aunque no puedan expresarlo de forma «clara», hay señales de alarma que nos permiten identificar el dolor en las personas con discapacidades no verbales. Pero antes de abordar este punto, nos ha parecido importante analizar algunos prejuicios que es necesario abordar

Los prejuicios que hay que combatir 

  • «Las personas con discapacidad no sienten dolor»: ¡un claro error! La ausencia de quejas o síntomas no significa su ausencia. Es importante que los cuidadores, auxiliares y familiares no subestimen ni infratraten el dolor. Para ello, existen herramientas de evaluación del sufrimiento que deben ponerse en práctica. Hablaremos de ello más adelante en este artículo.
  • «Sólo los profesionales sanitarios son capaces de identificar el dolor». Otro concepto erróneo. Es realmente esencial apoyarse en la familia y los amigos, que conocen mejor que nadie el comportamiento habitual de la persona con discapacidad. Una simple frase como «no está como siempre» debería alertar.

Les signos de alerta 

Aunque no se exprese verbalmente, el dolor puede identificarse a través de diversas señales. Descúbralas a continuación:

  • Un cambio en el comportamiento puede ser un signo revelador de que una persona está sufriendo. Puede tratarse de: trastornos del sueño, del apetito, retraimiento, regresión, depresión…
  • Una expresión facial diferente: la persona está más triste, hace muecas, frunce el ceño…
  • La mirada: la mirada de una persona puede decir mucho, puede ser apagada o distante
  • Aumento de la agresividad (nueva o «natural») que puede ser hacia los demás o hacia uno mismo (automutilación)
  • Contacto excesivo con los demás o, por el contrario, huida y evitación
  • Gestos y/o posturas diferentes de los habituales
  • Masticar o morder la ropa
  • Rechinar los dientes
  • Vocalización (gemidos, gritos…)

Es importante recordar que el dolor es una experiencia subjetiva. Por lo tanto, un mismo dolor puede ser sentido de forma diferente por distintas personas. Por lo tanto, es esencial ser observador y escuchar atentamente. Cualquier comportamiento inusual, cualquier pérdida repentina de adquisición deben hacerle sospechar que hay sufrimiento. Si observas alguno de estos comportamientos, es necesario buscar el grado de dolor de la persona (agudo, crónico, de procedimiento) e identificar cómo aliviarlo (tratamientos no medicinales, tratamientos medicinales, etc.).

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mujer con dolor

¿Cuáles son las herramientas de evaluación en personas con discapacidad no verbales?

Normalmente para detectar y evaluar el dolor en un paciente existen diferentes herramientas que pueden ayudarte.

Existen varios tipos principales de evaluación:

  • EFF (escala de expresiones faciales): sobre todo en el servicio de pediatría

     

  • La Escala Visual Analógica (EVA) permite medir la intensidad del dolor que describe el paciente con la máxima reproducibilidad entre los observadores. Consiste en una línea horizontal de 10 centímetros, en cuyos extremos se encuentran las expresiones extremas de un síntoma. En el izquierdo se ubica la ausencia o menor intensidad y en el derecho la mayor intensidad. Se pide al paciente que marque en la línea el punto que indique la intensidad y se mide con una regla milimetrada. La intensidad se expresa en centímetros o milímetros.

    La valoración del dolor será:
    1 Leve si el paciente puntúa el dolor como menor de 3.
    2 Moderado si la valoración se sitúa entre 4 y 7.
    3 Severo si la valoración es igual o superior a 8.

El diagnóstico debe complementarse con asesoramiento médico. Los profesionales sanitarios podrán averiguar el origen y cómo reducirlo.

>> Saber más: Abordar la salud mental con los niños

 

  • Escala en demencia avanzada PAINAD: Esta herramienta se utiliza para detectar conductas relacionadas con el dolor y evaluarlo en los adultos que tienen demencia o deterioro cognitivo, incapaces de comunicarlo de manera fiable.
    Instrucciones:
    Observar durante 3-5 minutos al paciente antes de evaluar cada actividad. Asigne puntaje a cada actividad de acuerdo a la tabla a continuación. El paciente puede observarse durante diferentes situaciones. Una interpretación posible del dolor a través de los puntajes es :
  • 1-3 =  leve
  • 4-6 = moderado
  • 7-10 = severo

 

En Hop’Toys hemos creado una escala de dolor que puedes descargar gratuitamente aquí.

 

Evaluación fisiológica :

Los cuidadores pueden utilizar mediciones fisiológicas para ver si una persona siente dolor. Pueden comprobar la frecuencia cardiaca, la tensión arterial, la saturación de oxígeno, la temperatura corporal, etc. Revisar repetidamente a la persona también puede ayudar a notar cualquier lesión o marca nueva en el cuerpo que pueda indicar enfermedad o lesión.

Es importante tener en cuenta que no todas las herramientas de evaluación del dolor son adecuadas para todas las personas. Es esencial que los profesionales sanitarios colaboren estrechamente con los cuidadores y los familiares para determinar la mejor forma de evaluar el dolor en cada persona con enfermedad discomunicativa. El trabajo colaborativo es una de las claves para mejorar la vida diaria de los pacientes.

Tener en cuenta el dolor de las personas que no pueden hablar es un reto importante. Es una cuestión de buen trato y contribuye a mejorar la calidad de vida de las personas afectadas. El sufrimiento puede tener graves consecuencias para la salud física y mental. Es deber de todos intentar comprender y aliviar el sufrimiento cuando está presente.

¿Utilizas otras herramientas? Cuéntanos en los comentarios. Esto ayudará a mucha gente.

 

 

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