La maravillosa historia de nuestro pequeño tesoro, nuestro hijo Anthony, 9 años con una poli discapacidad y su confidente su pequeño chihuahua, Max.

Primer encuentro:  amor a primera vista 

Un día mi marido y yo nos dimos cuenta que Anthony disfrutaba mucho acariciando un perro. Y se nos ocurrió regalarle, bueno más bien Papa Noel, un perro pequeño.

Anthony desde el primer momento reía a carcajadas con gran felicidad.. era maravilloso verle. Le pusimos el chihuahua en las rodillas y enseguida ocurrió el flechazo. Yo tenia un poco de miedo por los gestos involuntarios de Anthony, ya que pueden ser brutales. Y el perrito era tan pequeño y frágil.  Pero Anthony tuvo que notarlo porque sus gestos se volvieron muy suaves. Le tocaba con gran ternura.

Ambos han aprendido a conocerse el uno al otro. Anthony que antes no tenia cosquillas ahora las tiene sobre todo cuando Max aprovecha que no tiene calcetines para lamerle los pies.

 

 

Una bonita complicidad

Max le hace visitas a su cama medical, y se tiende sobre la manta dándole mimos.  Se dan confianza mutuamente. Nuestro hijo adora mucho son pequeñin, le ofrece grandes sonrisas y grandes discursos. Hay una gran complicidad entre ellos. Nos llevamos al pequeño chihuahua a todos lados, incluso en vacaciones.

Pero hay momentos en los que no podemos llevárnoslo, y  Max no lo pone fácil… ya que intenta subirse sobre Anthony para venir con nosotros y como ve que no le cogemos, intenta entrar en la mochila de Anthony y se esconde para pasar desapercibido… pero no cuela.

Un cambio en la mirada de los demás

» Es increíble el cambio que vemos con y sin Max»

Es en la relación con los demás que estamos más sorprendidos. La mirada de los demás es diferente cuando Max esta en sus rodillas. Ya que en un primer tiempo les llama la atención el perro y se acercan para acariciarlo. Y después la mirada se desvía hacía Anthony acompañada de comentarios simpáticos.

Es increíble el cambio que vemos con y sin Max. Es de locos!! La discapacidad es a menudo una barrera en la relación con los otros y la mirada persistente de algunas personas es muy difícil.

A nosotros, los padres, nos hace mucho daño ver que nuestro hijo, por su diferencia, tiene todos los ojos sobre él. Su pequeño Chihuahua ha cambiado todo. Mi marido y yo estamos muy contentos de esta bella y magnifica relación entre Anthony y Max.

¡Y somos muy felices!

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